Antes el callejon de Los Piratas era un sitio peligroso

Cuestecita del Callejon de Los Piratas 2 p.m.


He sido llevada casi a rastras por una de las niñas grandes del colegio San Martín, la hermana mayor de La Pardo. Me engancha por las solapas del babi y me empuja hacia la pared de al lado de su casapuerta. La Pardo dice que le he robado algo muy valioso y su hermana me da un cachetasso, el primero de mi vida. Sólo tengo 5 años.


Todo comenzó el día anterior, en el colegio de la catedral vieja , anexo del colegio San Martin para las clases de preescolar. Yo destaco por ser inteligente y hacer muy bien los cuadernitos de Rubio, además de una habilidad innata para el dibujo de caras de mujeres con los pelos de colores con los lápices Alpino comprados en Alfa. Por aquel entonces La Pardo se sentaba a mi lado y me tenía envidia. Ese día apareció por clase con unas laminas de dibujos de disney, coloreadas con una combinación espantosa de rotuladores y fuera de la raya. Las sacó cuando las niñas estaban admirando un dibujo mio, y se atrevió a decir que ella había dibujado a bambi con sus propias manitas. ¡Mentirosa niña de pelo lacio y negro!, con mala leche decia que ella dibujaba mejor que yo.
Todo se quedo ahí. El resto de mis compis no la creyeron, tenía mala fama (decían que tenía piojos, aunque nadie sabía qué eran exactamente los piojos). Descubrí el maravilloso mundo de la envidia hacia mi persona.
Al volver a casa, mi abuelo me hizo un precioso regalo que me; pero me lo quité al día siguiente en clase para que todas las niñas pudieran contemplarlo mejor. Después del recreo descubrí que el regalo de mi abuelo había desaparecido. ¡Dios!, clame al cielo y a la virgen (mi tia la monja me torturaba por aquel entonces). Cual fue mi sorpresa cuando al cabo del rato La Pardo apareció con un objeto idéntico al regalo de mi abuelo en su muñeca.
Me lo había robado vílmente, asi que la cogí en el pasillo por la coleta esa de pelo negro como ala de cuervo y la obligué a que me lo diera. "A mi hermana vas a ir", decia graznando. Pero yo no temí a sus amenazas porque lo que le había quitado era mio y con un sentido de la justicia poco vapuleado (virgen) yo entendía que su hermana me daría la razon...

Nada más salir de clase vi una larga melena negra en un cuerpo muy grande que escuchaba atentamente a La Pardo: el cuerpo muy grande era su hermana y se le parecía un huevo, los mismos ojos de niña que piensa mal y maquina cosas para destruir el mundo. Se acerco a mi y me llevó casi en volandas hacia la cuestecita del callejon de Los Piratas, me pegó un cachetasso y, cogiéndome por las solapas del babi, me levantó contra la pared de al lado de su casapuerta. (No me acuerdo muy bien si primero fue el cachetasso o el levantarme del suelo) Sentí como se clavaba la piedra ostionera en mi espalda mientras La Pardo, maligna, abría mi mochila y sacaba el precioso regalo de mi abuelo, ...uno de los pocos relojes de Muzzy de la marca Chupachus.


Eso ocurrió allá por el 80 y algo, cuando el callejón de Los Piratas era peligroso y olía a pipí y tenía mojones por un tubo, por esos tiempos en que Los robots cantaban: "una mané, por encima de la cabessé, y la otra mané, a la altura del ombliguéeeeee, y a bailá los tanguillos de cadi, que lo baile que esto es carnava. Que lo baile, oe, que lo baile, oe que lo baile que esto eeees caaaarnaaaaavaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaá."