viernes, diciembre 24

La navidad, esa puta fiesta que nos entristece y nos hace llorar y engordar

En la familia se forja la autoestima; la imagen de uno mismo se ve reflejada en un espejo antiguo que recoge aspectos físicos, gestuales, espirituales, profesionales incluso. Es como el espejo mágico de la bruja de Blancanieves, el espejo que la reafirma es el mismo espejo que la hunde. En él nos cuestionamos constantemente, nos preguntamos el por qué de las cosas sin saber que lo estamos haciendo.Es la familia la que nos enseña cómo amar, porque empezamos a hacerlo queriéndolos a ellos. Nos gustan, les odiamos, les amamos, les envidiamos y queremos hundirlos, pero en realidad siempre es a nosotros mismos a quienes queremos hacerle eso; siempre es a nosotros mismos a quienes odiamos cuando nos vemos reflejados en esa imagen tan perfecta. Y en un rincón distorsionado de es espejo aparece un Yo pequeñito que sólo busca que le quieran. Y es precisamente eso lo que buscas que te digan, que te quieren y que el hecho de que formes parte de su vida es un orgullo para ellos.



En sueños recibo visitas de personas que me aman, cuando despierto me doy cuenta de que no es cuestión de amor sino de formas de amar o de entender el amor. Por eso te perdono papá, y te recuerdo, y te hecho de menos, e intento ponerme en tu pellejo, el la piel de otra tierra, en ese pellejo de siglos.

1 comentario:

Anaís dijo...

Un abrazo grande, Xio...